Durante días, semanas y quizás meses después del nacimiento de un hijo, algunas personas tiene extrañas y aparentemente inapropiadas reacciones emocionales. O también pueden tener reacciones apropiadas pero anormalmente intensas. Varían desde sentimientos de éxtasis y emociones hasta llegar por el otro extremo a estados de agitación, irritabilidad o depresión.
Cuando ocurre esto, la madre se siente abrumada por sentimientos sombríos y pesimistas, siente ansiedad y depresión. Suele llorar con mucha facilidad.
Lo extraño es que este estado parece no tener un motivo lógico. Algunas madres que no tienen estos estados depresivos durante la primera semana, pueden tenerlos 4 o 5 semanas después del parto.
Los médicos no saben con certeza cuál es la causa de la depresión port-parto, pero sí que estos sentimientos extraños son bastante frecuentes y en cierto modo esperados. En realidad les suceded, a veces, a mujeres perfectamente equilibradas, normales y felices y que nunca han tenido una depresión. Se atribuye la intensidad de estas reacciones emocionales a los cambios fisiológicos que tienen lugar durante el embarazo y el periodo post-parto. Durante el embarazo se produce un cambio lento pero marcado del equilibrio hormonal de la madre. Y este se hace más rápido después del parto. Al mismo tiempo se intensifican los sentimientos naturales y de protección hacia su hijo. Es posible que exista una relación primitiva y poco conocida entre estos cambios hormonales y los instintos y emociones maternales.
Por otro lado ocurre, con cierta frecuenta, que una madre tiene un fuerte sentimiento de rechazo hacia su hijo especialmente los días inmediatamente siguientes al parto. Ella quizás se dan cuenta de estos sentimientos y se sorprenda a si misma pensando: ‘’Es tan feo’’, ‘’Como me fui a meter en esto’’, ‘’ no es lo que yo esperaba’’. La mayoría de las madres cuando tiene estos momentos momentáneos de rechazar a sus niños, se sienten terriblemente culpables. Generalmente lo toman en sus brazos rápidamente, lo estrechan y dicen, o piensan: ‘’Como pude sentir algo así’’. El punto importante es que toda esta secuencia de sentimientos tiene como resultado que la madre le da a su hijo un poco más de cariño, un poco más de cuidados de lo que este hubiese recibido. Quizás este es uno de los sistemas que tiene la madre naturaleza para que los niños obtengan el máximo de afecto y amor que, sin duda, necesitan.
La mayoría de las madres tiene reticencia de confesar su momentáneo desamor hacia su hijo. Temen que alguien las considere no aptas para ser madres o, peor aún, que necesitan ayuda psiquiátrica. Sin embargo, se estima que por lo menos la mitad han tenido este tipo de sentimientos, generalmente en los primeros días después del parto. Todos los sentimientos ambivalentes, hacia el recién nacido, durante el periodo post-parto ocurren con mayor frecuencia, y la fluctuación entre sentimientos positivos y negativos es bastante acentuada. Afortunadamente, por lo general, dominan los sentimientos de amor y protección.
Las madres que sufren tensiones en su matrimonio, o durante el embarazo, a veces tienen sentimientos hostiles hacia su hijo por nacer. Se cree que cierto número de abortos son una consecuencia de estas tensiones. Estudios realizados con ratas y ratones indican que, cuando una hembra está en periodo de gestación y se encuentra bajo altos niveles de tensión, su cuerpo tiende ‘’abortar’’ al embrión y evitar así que nazca. En algunos casos los médicos creen que la tensión emocional puede ser el factor causante de los partos prematuros. Las evidencias clínicas existentes apoyan esta tesis. Es posible que sea la forma en que la naturaleza impide que nazca un niño dentro de una situación familiar que no le es favorable para su desarrollo emocional.
Muchas veces hay madres que tiene problemas familiares o sufren tenciones emocionales y que luego tiene una reacción post-parto con serias depresiones, agitación e irritabilidad. Es evidente que tener un hijo significa una carga para ellas y los problemas relacionados con el parto sirven solo para acentuar esta situación de por si tensa. Después de todo, ahora que han tenido un hijo están de cierto modo atadas, ya no pueden moverse con la misma libertad que antes, tendrán un aumento en la carga económica, problemas de sueño, el niño absorberá mucho de su tiempo y, sobre todo, tendrá la responsabilidad sobre la vida de otro ser humano. Si la persona es capaz de reconocer esta situación, está dando el primer paso para combatir las frustraciones. Si la persona niega estos sentimientos, y los atribuye a problemas emocionales, solo lograra sentirse culpable. Enseguida puede reprimir sus verdaderos sentimientos y en algún momento, estos pueden irrumpir con tal fuerza, que no es capaz de controlarlos, en tal caso debe buscar ayuda profesional inmediatamente.
Fuente: Nacer